Desde que quedamos con Ana María y a Javier en un bar de Linares para conocernos, nos encantó el buen rollo y la sencillez que transmitían. ¡A los pocos minutos de despedirnos, nos estaban enviando un mensaje diciendo que querían que fuésemos sus fotógrafos de boda!
En marzo quedamos para su True Romance Date, y nos llevaron al campo subidos en un Vitara blanco que dio mucho más juego durante la sesión de lo que habríamos pensado.
Músicos, con estilazo y guapísimos, ¿qué se podía esperar? ¡He aquí el resultado!
En marzo quedamos para su True Romance Date, y nos llevaron al campo subidos en un Vitara blanco que dio mucho más juego durante la sesión de lo que habríamos pensado.
Músicos, con estilazo y guapísimos, ¿qué se podía esperar? ¡He aquí el resultado!