Siempre me han maravillado las bodas de invierno, y creo que es porque nadie se las espera. La primavera, el mes de septiembre con su regusto a verano, son fechas idílicas que rezan buen tiempo y días largos en los que poder disfrutar al máximo de un día tan especial. Pero yo quería una boda de invierno, así que nos la inventamos.
Teresa tiene un blog de moda, y Miguel es ilustrador. Son pareja desde hace años, y cuando les propusimos esta sesión de inspiración, aceptaron encantados. Un vestido antiguo y una blusa sobrepuesta de más de 100 años, tesoro de nuestra familia, fueron los elegidos para vestir a la novia, cuyo look completaba una de nuestras piezas de True Romance Accessories, la corona Winter Queen. El escenario, el pantano del Burguillo, en la provincia de Ávila: todo un placer para los sentidos.
Abrigaos y entrad en este cuento de noviembre :)